Lamentamos profundamente y condenamos con rotundidad el asesinato del compañero y profesor Samuel Paty en Francia por impulsar el debate sobre la libertad de expresión en su aula en las afueras de París.
Consideramos el ataque sucedido en Francia como una lamentable muestra de un fundamentalismo religioso radical y violento que no tolera la libertad de expresión y de conciencia ni la existencia de una Educación para una ciudadanía democrática y el ejercicio de las libertades fundamentales.
Para ponerle fin, las instituciones educativas deben estar comprometidas con más fuerza que nunca a consolidar la educación para la ciudadanía como una de las bases del desarrollo curricular, así como se debe consolidar la laicidad como eje fundamental e inamovible en la educación y en el resto de instituciones públicas. Son necesarias instituciones públicas comprometidas con garantizar su imparcialidad, aseguren la libertad de pensamiento y de expresión, los derechos humanos, la dignidad de toda persona, la igualdad de todos delante de la ley independientemente de las diferencias sociales, culturales, de sexo, raza o religión. Unas instituciones públicas basadas en el laicismo nos llevarán a construir una sociedad plenamente laica que reconoce las opciones confesionales de cada ciudadano/a de forma personal y exclusiva de su ámbito privado y que en ningún caso debe interferir en el desarrollo y la vida de otras personas.