El pasado 16 de noviembre se celebró en el Cabildo Insular de Gran Canaria la prueba final de un certamen interescolar dedicado a debatir sobre la ciudadanía global y la igualdad de género como temas principales de esta última fase. Esta actividad ha sido promovida por la Fundación Cives gracias al trabajo de Esther García, patrona de la Fundación y presidenta de la Liga Canaria, que ha logrado con su tenacidad incansable y en muy poco tiempo impulsar en varios centros escolares de la isla una actividad tan interesante como la que comentamos.
Me tocó la suerte de ser uno de los miembros del Jurado evaluador de la final del debate que tuvo lugar en el Salón de Actos del Cabildo insular y que fue presidida por el Presidente del Cabildo y el Consejero de Educación de dicha institución. De la experiencia allí vivida quiero aportar una serie de reflexiones personales que nos sirven para poner en tela de juicio la tan cacareada desafección de los jóvenes hacia la política. Un acto como el que vivimos en Las Palmas el pasado 16 de noviembre pone en entredicho ese tópico generalizado de que la juventud española actual pasa de la política y de que no se interesa por los asuntos de su comunidad local ni por el mundo en que vivimos.
La primera observación que quiero hacer sobre este evento es que todos los equipos que accedieron a la final demostraron un buen conocimiento sobre los temas tratados y un entusiasmo extraordinario al exponer sus argumentaciones y defender sus respectivas tesis. El interés con el que abordaron los temas y la elaboración de los argumentos que fueron aportando demuestran que sus profesoras o profesores se lo tomaron muy en serio y les prepararon bien para el debate.
El segundo dato que quiero comentar es que en esta experiencia de debate han participado alumnos y alumnas que proceden de distintos orígenes culturales y que uno de los seis equipos escolares se presentó precisamente poniendo de manifiesto su pertenencia a su lugar de nacimiento (Marruecos, Cuba, Italia, España…) pero para decir a continuación que eran y se sentían ciudadanos del mundo. Este hecho hay que resaltarlo porque el tema de las diferencias culturales fue uno de los temas sobre el que los estudiantes debatieron y sobre el que trataron de ofrecer soluciones basadas en el respeto, la tolerancia y el diálogo intercultural.
Otro dato que merece la pena destacar es la convicción expresada por todos esos jóvenes de que la violencia y la guerra no son la solución a las graves desigualdades económicas, sociales y entre hombres y mujeres que se dan en nuestro mundo. Todos ellos, tanto los alumnos como las alumnas, expresaron en todo momento su apoyo a los derechos humanos como la mejor solución para todos los conflictos y señalaron que la educación en la igualdad es lo que está fallando en muchos casos. La igual dignidad de todos los seres humanos fue defendida por todos los grupos de escolares que vieron en ella la clave del respeto a todos los seres humanos con independencia del sexo, creencias o situación económica.
Una cuarta observación muy interesante y que fue apoyada por todos los grupos de estudiantes fue su crítica a la ONU por su incapacidad institucional para resolver los conflictos del mundo actual. Todos criticaron de forma radical que las cinco grandes potencias tengan el derecho de veto porque eso impide la igualdad en los procesos de resolución de los conflictos, y alguno puso como ejemplo paradigmático el conflicto palestino-israelí. La percepción de que el orden internacional es injusto fue mencionada por todos los grupos y eso prueba que su interés por una ciudadanía global y justa es evidente.
Quiero también reseñar en cuanto al debate sobre la violencia de género que hubo algún grupo que detectó muy bien las causas últimas de la violencia de género al señalar cómo el modelo patriarcal ha dominado el mundo y la cultura occidental durante siglos en la política, la economía y la educación, de tal modo que incluso muchas mujeres han interiorizado inconscientemente ese papel de subordinación y sumisión a los varones y eso les sigue impidiendo tomar conciencia de su situación real. El debate sobre la violencia de género fue uno de los más intensos desde el punto de vista emocional porque varios grupos mostraron con fotos y datos actuales de nuestro país los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas.
Por último, quiero señalar las dos vertientes de todos los debates que me parece se deberían siempre tener presentes a la hora de evaluar un proceso educativo de este tipo. Creo que son, por un lado, el desarrollo argumentativo a favor de las tesis propuestas por cada grupo y, por otro, la “puesta en escena” con la que se pretende convencer a los interlocutores. Es evidente que la primera vertiente referida al desarrollo conceptual y argumentativo puede ser preparada a fondo por el profesorado y el alumnado tanto en el aula como en casa, ya que hoy día existen múltiples fuentes de información en las nuevas tecnologías y todos pueden acceder a ellas fácilmente. En concreto en estos debates ha sido el profesorado de filosofía el que mayoritariamente se ha comprometido con el alumnado en su preparación.
En cuanto al tema de la “puesta en escena” de los participantes en los debates el asunto ya no depende solamente de la preparación previa de los debates, sino que se mezclan otros elementos personales que tiene que ver con las habilidades lingüística y teatrales de los distintos grupos de alumnos y alumnas. En el caso de los debates de Las Palmas he podido observar que la “puesta en escena” por parte de algunos grupos escolares había sido diseñada con el fin de llegar emocionalmente al auditorio y de que sus argumentos resultasen más convincentes. La racionalidad de unos buenos argumentos vinculada a los efectos conmovedores de una buena actuación teatral han sido los elementos claves que han dado la ventaja final a los grupos ganadores porque parece evidente que un buen argumento que no está bien expuesto y no se comunica con fluidez pierde mucha fuerza ante el auditorio.
Como conclusión final quiero señalar que este tipo de debates cumple una función educativa doble que es muy importante. Por un lado, incita al alumnado a conocer a fondo los temas sociales y políticos de máxima actualidad y por otro lado es un buen entrenamiento en la técnica y el arte de la oratoria al obligar al alumnado a diseñar estrategias de comunicación adecuadas para cada uno de los argumentos. Creo que la motivación y el interés del alumnado por estos debates demuestra que la iniciativa de la Fundación Cives en Las Palmas debe tener continuidad y apoyo por parte de todos en una época en la que los políticos y lo político está sufriendo un creciente desprestigio.